sábado, 8 de agosto de 2009

Qué grande, Mario. Es como estar en sintonía con la vida, paralelamente de cualquier felicidad o tristeza. Y a veces me equivoco, supongo, que no es lo mismo predicar que dar trigo, y me ahorro futuros recuerdos. Qué estupidez intentar adivinar las miles de posibles circunstancias de cada impulso al final reprimido, oh si qué inteligentes por favor, como si fuéramos sobraditos de momentos bonitos, sí señor. Que luego quizá duele, pero más pesa el vacío. Y cuando estás enamorada de la vida, cuando aprendes a respirar bailando con lo bueno y con lo malo, descubres que se pueden ver cosas que más quisieran los ojos poder ver. Todos los trenes están llenos a rebosar, aunque el destino sea terriblemente insustancial, quién sabe, quizá no sea tan decadente como parece. ¿Sabes? Me encanta la manera como te enciendes los cigarros y tus pequeña cada día son más grandes, así que no pienso desperdiciar ni una sonrisa, acuérdate de todas por si algún día hay algo que duele. Yo nunca hubiera dicho de ninguna manera mejor que todo lo que llena permanece a través de todo, del tiempo y de los sucesos, de los cambios que conllevan... permanece en ti. Es como ser la misma canción de soul.



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