lunes, 11 de julio de 2016

Se me ha calado la tristeza en los huesos. Y corro a desnudarme, como si lo que sea que llevo puesto me ahogase y la tela fría de cama al primer contacto con mi piel me aliviase el dolor . Qué fresquita la soledad de debajo de un nórdico recién destapado por primera vez en el día y el encuentro del calor que se da uno mismo cuando, por lo que sea, ya no se espera a nadie más.





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