jueves, 15 de diciembre de 2016

On the way

Estas son algunas de las cosas buenas que te pueden pasar cuando crees que no te está pasando nada bueno:

Primera: paseas por la calle de una ciudad lo suficientemente desconocida para embriagarte de encanto al descubrir nuevos sitios bonitos y acogedores que te hagan querer seguir descubriéndola. Que llueva pero no te moleste porque llevas ese abrigo con capucha que tanto te gusta como te queda con el color de la barra de labios que llevas últimamente los días en que quieres verte algo así como entre valiente y sexy. Además llevas lentillas, así que que le jodan a los goterones que se te quedan en las gafas (mientras esquives los que caen en picado al punto de tu cabeza dónde más descubierto quedaba el cuero cabelludo). Y, por qué no, estás fumando aunque nunca lo hagas. Es como más de película indie alternativa ¿no? Como de chica independiente, inteligente y luchadora aunque con cierto aire bohemio y taciturno. Y así es como te sientes, así que, qué coño. Estás sola, puedes hacer lo que te de la gana, puedes sentirte como te dé la gana. Esa es parte de la gracia.

Segunda: Vas en un autobús de vuelta a casa con el corazón un poco más roto de lo que lo tenias cuando saliste de tu casa hace una semana (que no más roto por más sitios diferentes, sino algo más magullado de andar hurgando en la misma herida una y otra vez; la última vez para ser exactos, con la mezcla de alivio y desazón de los-últimos-días-del-hecatombe-de-la-fin-del-mundo-mundial que eso significa por un momento), el asiento de al lado del tuyo está libre y en el móvil te suena una canción que habla de haber estado recorriendo caminos a miles de kilómetros de casa, de dejar los miedos a un lado, los sueños por delante tell them we are, we are on the way. Y vaya que sí. Que tú sabes que estás en un punto de transición, sin saber hacia dónde ni para qué, pero por una décima de segundo la lucidez es infinita.

Y tercera: Hay un montón más de espacio en el sofá en el que no te sientas desde hace días, pero te vienen a recibir pegándose a ti mientras te roban la otra mitad de la manta con la que antes sólo te tapabas tú y ahora tienes que compartir.




Sevilla, 2016. 








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